Crimea y la operación “antiterrorista”
Tras la anexión de la península de Crimea a la Federación
Rusa, los levantamientos en las regiones del este y el sur de Ucrania se han
ido sucediendo en un goteo incesante. Hasta
16 ciudades se encuentran en poder de las denominadas “autodefensas” pro-rusas,
la mayoría de ellas en la región de Donbáss, una región con una importante
tradición minera y siderúrgica. Además, en otras ciudades ucranianas como
Odessa también se han producido levantamientos de sectores de la población
contrarios al nuevo gobierno de Kiev, conformado entre otras formaciones, por
partidos de extrema-derecha que cuentan con varias carteras ministeriales en su
poder.
Ante los alzamientos en el este del país, Kiev anuncio el
inicio de una operación “antiterrorista” destinada a recuperar los espacios
ocupados por las autodefensas que, si bien armados, se habían levantado de una
forma muchísimo más pacífica que lo que lo habían hecho los que ahora ocupan el
gobierno durante los meses que estuvieron acampados en Maidan.
Para ello se enviaron fuerzas dependientes del Ministerio de
defensa (ejército) y del Ministerio del Interior (Unidades de la policía). El comienzo
de la ofensiva se desarrolló principalmente en torno a la ciudad de Slavyansk y
al aeródromo de la ciudad de Kramatorsk. Al poco de iniciarse la operación se
conocía la noticia de que seis blindados del ejército ucraniano y sus correspondientes
tripulaciones habían desertado pasándose al bando pro-ruso.
Tras esa noticia y los pocos avances logrados por las fuerzas gubernamentales, que
se habían encontrado con que los vecinos de las ciudades salían en masa y
desarmados a impedir su avance, Kiev decidió
suspender de forma temporal la operación.
La Guardia Nacional
La Guardia Nacional es un cuerpo paramilitar dependiente del
Ministerio del Interior, creado por el
nuevo Gobierno de Kiev tres días antes de la celebración del referéndum en el
que Crimea decidió escindirse de Ucrania y pasar a formar parte de Rusia.
Según el Ministerio del Interior, esta fuerza de choque
podría contar con hasta 60.000 hombres procedentes en su mayoría de los grupos
de combatientes que estuvieron en primera línea durante los meses que duró la
ocupación y los enfrentamientos en Maidan. Estos integrantes proceden en su mayoría de
partidos políticos como Pravy Sector (Sector derecho) y Svoboda, caracterizados
por su ideología ultranacionalista, antisemita y neo-nazi.
Operación “antiterrorista”: Segunda parte
Tras las deserciones y los reveses sufridos en la primera
fase de la operación “antiterrorista”, en la que algunos soldados llegaron
incluso a inutilizar sus fusiles en señal de que se negaban a disparar contra su
propio pueblo, el Gobierno, consciente de que muchos soldados, como pueblo que
son, no simpatizaban con los fines de la operación militar, tenían simpatías más
cercanas a los pro-rusos o simplemente contaban con familiares en las zonas que
el gobierno les estaba ordenando atacar, decidió reanudar la operación incorporando esta vez a la Guardia Nacional y
sustituyendo algunas unidades militares por otras más leales de otras zonas del
país.
La ofensiva se centró de nuevo en el aeródromo de Kramatorsk
y en la ciudad de Slavyansk, convertida en principal bastión pro-ruso. Desde
entonces han venido sucediéndose diferentes avances y retrocesos de ambos
bandos y pequeñas escaramuzas en puestos de control de carretera, pero sin
embargo la situación ha permanecido estancada y los pro-rusos han demostrado
ser eficaces en la defensa, habiendo conseguido derribar hasta 4 helicópteros
del ejército ucraniano.
Además en los últimos días han ocupado nuevos edificios
gubernamentales, una muestra de su determinación por celebrar el referéndum convocado
para el Domingo 11 de Mayo y desligarse una vez por todas de las nuevas
autoridades de Kiev, a las que consideran ilegítimas y golpistas y de las que
reniegan por sus claros lazos con formaciones fascistas.
Autodefensas pro-rusas
Mauricio Lima: NYT |
La afinidad con Rusia de los habitantes de estas regiones
sublevadas proviene de su cercanía cultural y lingüística y de su propia
historia, ya que hasta hace escasamente 23 años, Ucrania formaba parte de la
Unión Soviética, y muchos años antes de esta, gran parte de lo que hoy se
conoce como Ucrania pertenecía al Imperio Ruso, llegando a ser Kiev, durante
muchos años, la capital rusa.
Las personas que integran las milicias pro-rusas son en su
mayoría cuentan con experiencia militar, como han demostrado con su efectividad
a la hora de defender sus posiciones. Algunos fueron integrantes del ejército
soviético y cuentan con experiencia en Afganistán, otros han sido miembros del
ejército ucraniano y muchos otros pertenecen o pertenecieron a las fuerzas de
seguridad, muchos de ellos a los Berkut.
Como se contaba en un artículo del New York Times de hace
unos días, son organizados, disciplinados y no beben alcohol. Además entre
ellos hay diferentes opiniones acerca del futuro de la región. Unos optan por
la unión a Rusia, otros por la independencia total y otros por la convivencia
dentro de una Ucrania federal. Sin embargo les une su rechazo a la junta de
Kiev. Aquí enlazo el artículo que está redactado en inglés, ya que me parece
muy interesante y un ejercicio de buen periodismo, algo que escasea cada vez
más.
Futuro
El futuro de esta crisis se vislumbra muy complicado, sin
embargo me arriesgaré y expondré una de las posibilidades que contemplo después
de ver la evolución que está teniendo todo esto. Dejaré al margen las que
sugieren una Guerra Civil, una confrontación militar con Rusia o la entrada
directa de la OTAN en el asunto.
En mi opinión los pro-rusos tienen la partida ganada incluso
antes del desenlace final. Kiev se está mostrando incapaz para retomar el
control de las zonas perdidas y sus mensajes contradictorios no ayudan a
aportar credibilidad a su discurso.
Por otra parte, después de la matanza de Odessa en la que
militantes favorables al gobierno impuesto por el Maidan asesinaron a más de 50
personas en la Casa de los Sindicatos, ha puesto de manifiesto y de forma
irrefutable la ideología y moralidad de un amplio sector de los pilares que
sustentan a la junta y que a su vez se ven respaldados recíprocamente por esta.
Pese a que muchos ya llevábamos
avisando desde hace tiempo sobre la participación y el liderazgo de formaciones
neo-nazis en las revueltas de Kiev, es ahora cuando el mundo está contemplando
en su versión más salvaje, el grave crimen que ha cometido al respaldar y
avalar la llegada al poder de estas formaciones.
Los medios de comunicación occidentales seguirán haciéndole
el juego al nuevo gobierno pro-europeo, pero la opinión pública internacional no
seguirá tragándose ese discurso por mucho tiempo.
Las sanciones contra Rusia anunciadas por EEUU y la UE son
puro humo para intentar mostrar cierta posición de dureza frente a Moscú. S
conscientes de que en el caso de llevarlas a cabo se verían más perjudicados
los sancionadores que los sancionados, ya que la Unión Europea en especial
tiene una gran dependencia energética de Rusia y EEUU tiene también fuertes
lazos económicos con Moscú.
Putin por su parte dejó clara su intención de defender los
intereses de Rusia y a la población pro-rusa de Ucrania, y así lo dejó claro
cuando envío tropas a la península de Crimea antes del Referéndum por el que se
anexionó a Rusia.
Si bien es cierto que en la región de Donbáss no ha
intervenido, cuenta con la aprobación del parlamento Ruso para hacer uso del
ejército cuando lo considere oportuno. El Ministro de Exteriores ruso, Sergéi
Lavrov, ha dicho que no se dan las condiciones para la celebración de las
elecciones generales convocadas para el 25 de Mayo en Ucrania. Sin embargo no
ha dicho lo mismo sobre el referéndum previsto para el 11 de Mayo en las
regiones sublevadas, lo que claramente significa que Moscú les otorga legitimidad.
En el probable caso de que las autodefensas consigan
mantener el control hasta el próximo domingo y que el referéndum arroje un
resultado favorable a la separación de Ucrania, considero factible que Rusia se
ampare en esa “legalidad” para enviar tropas a el este de Ucrania con el fin de
garantizar la seguridad de sus habitantes de cara a un segundo referéndum en el
que se decidiría la anexión de esas regiones a la Federación Rusa.
Se trataría de una jugada parecida a lo ocurrido en Crimea,
y podría escudar su intervención tanto en el resultado del referéndum como en
las reiteradas peticiones de intervención y ayuda que han hecho los dirigentes
pro-rusos desde el comienzo del levantamiento.
Esto como ya he dicho antes es simplemente una hipótesis a
la que he llegado viendo el desarrollo de los acontecimientos. Si ocurre o no,
el tiempo lo dirá. Lo que sí parece claro es que Ucrania nunca volverá a ser lo
que conocíamos y que está irremediablemente destinada a dividirse.
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