Cuando Risto Mejide entrevistó en su programa Viajando con Chester, al líder de Podemos Pablo Iglesias, el presentador y publicista hizo una enardecida defensa de las grandes empresas, especialmente alabando al imperio textil INDITEX y a su fundador Amancio Ortega:
“Yo veo a Juan Roig, veo a Amancio Ortega, veo a Isaac Andic y los veo como verdaderos héroes. Habría que ponerles un monumento en cada plaza”
“Un tío que empieza con una mercería (…) vendiendo batas (…) y acaba siendo Inditex (…) Gracias a ese tío tenemos una Marca España. Eso es la marca España. Ahí es donde, ni tú, ni ningún político que se ponga por medio va a poder criticar eso”
Las respuestas y los argumentos de Pablo Iglesias
ante estas afirmaciones me parecieron bastante pobres y fue entonces cuando
recordé una conocida frase del ex coordinador de Izquierda Unida, Julio
Anguita:
“Toda riqueza está construida sobre la base del robo”
INDITEX, gran ejemplo para los liberales de este
país que ven en Amancio Ortega un emprendedor nato que se ha ganado su fortuna
a base de trabajo y esfuerzo no iba a ser una excepción y por supuesto,
enseguida me vinieron a la memoria algunos sonados casos de esclavitud y explotación en los que
había estado implicado este grupo textil.
La plusvalía desde el punto de vista marxista, es el
valor adicional que el trabajador genera sobre el producto trabajado a partir
del valor de su salario real. Por ejemplo: Un trabajador que fabrica
zapatillas, con su trabajo hace que las materias primas utilizadas para la
fabricación de esa zapatilla aumenten de valor. El patrón paga un salario al
trabajador inferior a ese valor generado en la fabricación de la zapatilla, y
la diferencia entre ese salario y el valor de mercado de la zapatilla es la
plusvalía. Por supuesto esa diferencia va al bolsillo del capitalista.
Es común que las empresas textiles trasladen su
producción a países del llamado tercer mundo donde las condiciones laborales
rozan la esclavitud, lo que hace que la plusvalía generada por los obreros con
su trabajo genere unos beneficios notablemente superiores a los que obtendrían
en los países occidentales bajo una legislación más protectora con los derechos
de los trabajadores. Ellos califican a estos países como “más competitivos”, un
término que cada vez escuchamos más en boca de los dirigentes europeos para
referirse a nuestros países y que debería hacer que nos preocupemos.
Esa es precisamente, esa base del robo sobre la que están
construidos imperios textiles como el de INDITEX o el Corte Inglés.
En 2011 el Gobierno de Brasil detectó 33 talleres textiles subcontratados por la marca emblemática de Amancio Ortega, Zara, en la
que los obreros trabajaban en condiciones de hacinamiento, bajo salarios
miserables y que habían sido introducidos a Brasil de forma clandestina,
incluidos cinco menores de edad, por las mafias de tráfico de seres humanos. Su
jornada laboral era de 16 horas y el salario de 90 euros al mes. El propio
taller era a su vez la vivienda de estos trabajadores, que dormían en el suelo
sin apenas espacios, sin agua caliente y con un solo cuarto de baño para todos
ellos. Unos meses antes, la policía brasileña ya había desmantelado varios
talleres con otros 52 trabajadores en condiciones de esclavitud que elaboraban
ropa para la firma española.
En 2013 la policía de Argentina, descubrió dos talleres clandestinos en Buenos Aires en los cuales se elaboraba ropa para
Zara. Al igual que en el caso de Brasil, en estos talleres también trabajaban menores
de edad y funcionaban bajo el sistema de “cama caliente” consistente en que
mientras los trabajadores de un turno dormían en el propio taller, los del
siguiente turno trabajaban y se iban alternando así sucesivamente en los catres
en jornadas de 13 horas.
Otro ejemplo: La federación de ONG,s Setem, asegura
que el 25% de los talleres clandestinos de Tánger confeccionan ropa para
INDITEX, en los que trabajan niñas de entre 12 y 16 años. La firma también
subcontrataba talleres ilegales esclavistas en Bangladesh, hasta que un
reportaje de la BBC destapó el escándalo y obligó a Zara a cerrar sus talleres
en ese país.
Sin embargo, el derrumbe en 2013 de un edificio de 8 plantas que albergaba talleres textiles en la ciudad de Dacca, Bangladesh, destapó nuevamente la existencia de estos talleres esclavistas que trabajaban para INDITEX, el
Corte Inglés o Mango entre otras empresas. El derrumbe del edificio dejó 1.100
muertos y más de 2.000 heridos.
Otro reportaje de investigación del canal público
francés, France2, denunciaba a INDITEX y sus subcontratas, basándose en un
informe aparecido en 2009 en el que se destapaba el trabajo infantil en
talleres subcontratados por la firma española.
A comienzos de septiembre de este año, Zara anunciaba beneficios de 928 millones de euros, gracias a las demedidas plusvalías obtenidas a costa de la explotación de sus trabajadores. Ese mismo día sus trabajadoras en Camboya, se manifestaban reclamando un mísero salario de 177 euros al mes. Tuvieron que manifestarse fuera del horario de trabajo, durante la hora de descanso para la comida.
Ehsan Ullah Khan, luchador contra la esclavitud de niños y niñas y fundador del Frente de Liberación del Trabajo Forzado y del movimiento Marcha Global, afirma que el 100% de la producción de Zara en Asia se sustenta con mano de obra infantil. Afirma que en países como Pakistán, del que es originario, se puede comprar un niño muy fácilmente por unos 12 euros, de lo que se aprovechan las grandes empresas para utilizar esta mano de obra esclava e infantil en su propio beneficio y con la complicidad de los gobiernos. Por sus denuncias contra estas practicas, Ehsan vive exiliado y bajo amenaza de muerte y ha sufrido varios intentos de asesinato.
En el caso de España y basándome en casos cercanos que conozco, a la hora de contratar a gente, Zara, cuando no acude directamente a las listas de desempleados inscritos en el INEM, obliga a aquellos candidatos que no están inscritos en el paro, a inscribirse para posteriormente contratarles y beneficiarse de las ayudas públicas que el estado ofrece por esas contrataciones. Unas ayudas que no necesita en absoluto, ya que Amancio Ortega ha ingresado este año 813 millones de euros en dividendos de los beneficios obtenidos por su imperio textil. Esto constituye una forma de expolio legal por el que el dinero público que tanto se necesita en estos momentos pasa a engrosar los beneficios privados de diferentes empresas.
Los inicios de Zara tampoco fueron tan idílicos como los pintan. La incipiente empresa se basaba en talleres semi clandestinos situados en hogares gallegos, donde las familias fabricaban la ropa por el sistema “Just in time” (fabricar en función de la demanda) por lo que las jornadas laborales se podían extender indefinidamente en función de las necesidades de la empresa.
La frase de Julio Anguita vuelve a demostrar que continúa siendo totalmente vigente y deja en evidencia al idolatrado Amancio Ortega y a
su imperio.
Buen artículo, me lo guardo en la recámara.
ResponderEliminarYo lo complementaría con este: http://tarcoteca.blogspot.co.uk/2012/11/sabotaje-inditex-en-la-jornada-del-14n_13.html
Salud!
Muy bueno.
ResponderEliminarBuen trabajo. Tienes mi respeto.
ResponderEliminarMuy bien explicado.
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