Desde el triunfo de la Revolución cubana el 1 de enero de 1959, las relaciones internacionales comenzaron a sufrir un cambio notable tras la demostración de que un pequeño pueblo en desventaja pero organizado y concienciado era capaz de hace frente a un enemigo superior apoyado por una de las potencias más grandes del mundo. Era, en definitiva, la prueba de que se podía vencer al imperialismo.
Rápidamente la revolución cubana se convirtió en un
ejemplo para los movimientos de liberación nacional de los países oprimidos del
mundo y en especial para los países africanos que seguían subyugados al
imperialismo colonial de las metrópolis europeas.
Si bien la conciencia internacionalista de la revolución
cubana ha sido un pilar fundamental de su política internacional hasta nuestros
días, destacando la cooperación sanitaria y educativa, en el último cuarto del
siglo XX, Cuba jugó un papel importantísimo aunque poco reconocido en la
liberación de algunos países africanos en la lucha por su independencia.
Vamos a hacer un repaso de las intervenciones más señaladas de Cuba en África, por su importancia o simbolismo.
Antecedentes: La caída de Patrice Lumumba
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Patrice Lumumba |
Fundador del Movimiento Nacional Congolés (MNC) en 1958,
era una de las principales voces congoleñas que reclamaban la independencia de
Bélgica a través de una estrategia pacífica de diálogo con la metrópoli.
En Bélgica hacía ya unos años que se había comenzado a
producir una tendencia a favor de otorgar la independencia a las colonias. De
hecho, el país flamenco había ratificado el artículo 73 de la Carta de las
Naciones Unidas que reclamaba la autodeterminación de los pueblos. Esta
tendencia fue ganando cada vez más adeptos entre la sociedad belga que, sumados
a las presiones de los movimientos nacionalistas del Congo, terminaron por
empujar a Bélgica a otorgar la independencia al país africano.
Tan sólo siete días después de la victoria electoral de
Lumumba el 30 de Junio de 1960, el Rey Balduino llegó a Leopoldville, actual
Kinshasa, para formalizar el traspaso de poderes.
Ese día el Congo logró su independencia y el flamante
nuevo Primer Ministro, Patrice Lumumba pronunció un memorable discurso frente
al Rey, en el que le recordaba los crímenes a los que habían sido sometidos a
lo largo de tantos años de subyugación al imperialismo belga:
“Fuimos víctimas de la ironía, de los insultos y de los golpes que recibíamos mañana, tarde y noche por el mero hecho de ser negros. Sin olvidar los tiroteos en los que fallecieron tantos hermanos nuestros que se negaban a someterse, al régimen de injusticia, opresión y explotación”
Sin embargo la independencia del Congo no fue total. El
Gobierno belga obligó al naciente estado a heredar la deuda externa que Bélgica
había generado sobre el Congo. Además la irrisoria presencia de congoleses
formados, unas pocas decenas de licenciados universitarios, forzó a Lumumba a
permitir que Bélgica siguiese controlando algunos de los departamentos más
importantes del país durante los 5 años posteriores, hasta que el Congo pudiese
contar con gente capacitada para gobernar.
Esto no es casual. No hay que olvidar que el Congo era una
de los países africanos más ricos en recursos naturales y numerosas empresas
internacionales tenían intereses invertidos en el país. Unos intereses que en
modo alguno querían perder a causa de su independencia.
Además, solamente había en el mundo dos productores de
cobalto, un recurso altamente estratégico. Estos dos países eran el Congo y la
Unión Soviética. Evidentemente en un mundo dividido en dos bloques el Congo era
la única fuente de cobalto para EEUU en ese momento.
Uno de los sectores que se acordó que seguiría bajo
control belga durante los próximos años fue el ejército, algo que generó gran
malestar entre la tropa autóctona que llevó a cabo un levantamiento militar
atacando intereses belgas y revelándose contra la mayor parte de la oficialidad
militar que era de predominancia blanca.
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Paracaidistas belgas desplegados en el Congo |
Al mismo tiempo, la provincia de Kananga, una de las más
ricas del Congo en recursos mineros declaró unilateralmente su independencia
con el apoyo de Bélgica.
En un principio Lumumba trató de acercarse a EEUU en busca
de ayuda para controlar la situación y recibir apoyo para reclamar la salida
del ejército belga. Sin embargo, al igual que hizo en 1959 con Cuba, EEUU le dio la espalda y Lumumba se acercó a
la Unión Soviética para pedir esa ayuda que le había sido negada por los
norteamericanos.
Hay que recordar que la mayoría de estos movimientos de
liberación africanos eran en esencia movimientos nacionalistas, y que pese a
que algunos pudiesen tener una ideología de izquierda, tenían como prioridad la
emancipación de sus países.
Inmediatamente la URSS envió material militar para
reforzar al débil ejército congolés, algo que fue visto por EEUU como una seria
amenaza. Como hemos comentado anteriormente, EEUU no estaba dispuesto a
renunciar a su fuente de cobalto por las aspiraciones de independencia de un
país africano.
Como era habitual, Lumumba fue tildado de comunista y
colocado por Eisenhower en el centro de la diana como un objetivo a eliminar.
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Joseph Mobutu |
Lumumba trató de hacer frente a esta agresión pidiendo a
su vez al Parlamento la destitución de Kasa-Vubu, pero las tropas de la ONU le pusieron
bajo arresto domiciliario bajo el pretexto de protegerle.
Fue entonces cuando Mobutu llevó a cabo el Golpe Militar
tomando el poder. Lumumba, con la ayuda de varios colaboradores logró escapar
de su arresto y trató de llegar a Stanleyville donde contaba con gran apoyo
popular.
Mobutu le siguió la pista y pidiendo varios helicópteros a
las tropas de la ONU logró alcanzarle y detenerle en el río Sankuru.
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Tras ser capturado Lumumba fue exhibido ante los medios |
Años más tarde, en un acto de tremenda hipocresía, su
verdugo Joseph Mobutu nombró a Lumumba
héroe nacional.
El asesinato de Lumumba marcaría también el inicio de la primera
intervención internacionalista destacable de Cuba en África de la mano de
Ernesto “Che” Guevara.
El Che en el Congo
Tras el asesinato de Lumumba, Cuba declaró tres días de
luto oficial en la isla y el Gobierno cubano comprendió la necesidad y el deber
de respaldar a los movimientos de liberación africanos para apoyar su lucha por
la independencia frente a las botas de unos imperios que se aferraban a sus
privilegios.
Con un fuerte espíritu internacionalista, fue el Che
Guevara el encargado de viajar a África en una gira que duró algo más de dos
meses, para conocer de primera mano la situación en los diferentes países en los
que se estaban gestando movimientos emancipadores.
Pronto se decantó por el movimiento lumumbista que se
había desarrollado en el Congo unos meses antes tras la caída de Lumumba. Esto
se debió a dos motivos:
El primero era el desarrollo que se había producido en el
país en los últimos meses, durante los cuales los guerrilleros congoleños
habían logrado hacerse con casi dos tercios del país.
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El Che junto a varios combatientes cubanos en el Congo |
El segundo era la situación estratégica del Congo en
África. Situado en el centro del continente, era un lugar perfecto para ejercer
como núcleo irradiador desde el que exportar la lucha guerrillera. Es la misma
razón por la que posteriormente el Che escogería Bolivia para encabezar un foco
guerrillero en América Latina.
Esta teoría revolucionaria fue expuesta por Ernesto
Guevara en su libro “La guerra de guerrillas” y está basada en la conclusión
del Che de que no siempre es necesario esperar a que en un país se den todas
las condiciones necesarias para una revolución, sino que un pequeño foco
guerrillero puede lograr que la revolución se expanda, logrando impulsar un
levantamiento popular generalizado, siempre apoyándose en el campesinado como
base social principal en los países menos industrializados.
En el Congo el foco guerrillero ya había surgido y se
había desarrollado contando con gran apoyo popular. Tras el asesinato de
Lumumba, sus partidarios comenzaron a sufrir persecución y represalias por
parte del incipiente régimen dictatorial.
Muchos de ellos huyeron y comenzaron a organizarse en un
ejército rebelde bajo el mando del joven Laurent-Désiré Kabila, quien en 1997
logró derrocar a Mobutu, convirtiéndose en Presidente del Congo hasta su
asesinato en 2001.
En Cuba, Fidel Castro, a iniciativa del Che, comenzó a
organizar los preparativos y encomendó al comandante Victor Dreke reclutar a
30 combatientes cubanos negros. La idea era que Victor Dreke comandase la
misión cubana que viajaría secretamente a África para ayudar a los camaradas
congoleños, en un principio realizando trabajo de asesoramiento y adiestramiento
en tácticas militares y de guerrilla.
Sin embargo, y para sorpresa de todos, el Che tenía otros
planes. Decidido a viajar personalmente a El Congo, y consciente de que era uno
de los revolucionarios más buscados por el imperialismo yanqui, Che y Fidel
idearon un plan para que Guevara viajase a su destino sin levantar sospecha. La
necesidad de que la presencia del Che pasase desapercibida también era debida
al peligro que suponía para cualquier misión su presencia ya que EEUU centraría
todos los esfuerzos contra esa misión para poder capturarle, lo que la conduciría
al fracaso.
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Fidel, Victor Dreke y el Che disfrazado |
Al tratarse de una operación encubierta, el grueso de los
combatientes cubanos viajaron al Congo en vuelos civiles mientras que el Che
voló disfrazado a Tanzania junto a otros 14 camaradas. Su vuelo pasó
previamente por Moscú, Argel, El Cairo y Nairobi como parte de una estrategia
para mantener la seguridad y el secreto del viaje. En ningún momento se reveló
a los contactos lumumbistas la identidad verdadera del Che, que oficialmente
ejercía las labores de cirujano y traductor de la misión cubana y recibió el
alias de “Tatu”, que significa “tres” en swahili. Por esta misma regla, el
Comandante Dreke recibió el sobrenombre de “Moya”, que significa “Uno”.
Desde Tanzania, la partida cubana fue trasladada en lancha
a través del lago Tanganica a los campamentos lumumbistas del Congo. Sin
embargo al llegar se toparon con que la evolución de la guerra se había vuelto
en contra de los revolucionarios. Las tropas de Mobutu apoyados por mercenarios
norteamericanos habían conseguido recuperar la mayor parte del territorio del
país, dejando a los lumumbistas aislados en pequeñas zonas dispersas.
En ese momento Kabila se encontraba en El Cairo y ante la
desorganización reinante entre las tropas rebeldes y la ausencia de su líder,
el Che decidió deshacer su tapadera y revelar su identidad para reclamar desde
una posición de autoridad una reunión inmediata con Kabila, quien rápidamente
accedió al encuentro.
Cuando por fin comenzaron sus labores de adiestrar y
entrenar a los guerrilleros congoleses, se toparon con un choque cultural
brutal que dificultó sobremanera su labor y mermó en gran medida la capacidad
de combate de las tropas. De todo ello dejó constancia el Che en sus escritos.
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El Che impartiendo clase en un campamento de la guerrilla en el Congo |
En su diario narraba la gran preocupación que sentía por
la costumbre de los guerrilleros congoleños de ingerir la “dawa”, un mejunje
elaborado con diferentes plantas que creían que los protegía de las balas
enemigas:
“Siempre estoy temiendo que esta superstición se vuelva contra nosotros y nos haga responsables del fracaso de un combate en el que habría muchas muertes. Por eso intento hablar con diferentes responsables para ver si consigo convencerlos de que abandonen esa práctica. Pero es imposible, es una verdadera profesión de fe”
En opinión del Che, la guerrilla
congoleña carecía de una autoridad central única y los mandos carecían del
nivel cultural apropiado y fidelidad absoluta a la causa revolucionaria. También
criticaba la falta de disciplina entre los combatientes que en observó, carecían
completamente de preparación. Para muestra este pequeño relato de un combate en
el que tomaron parte milicianos ruandeses junto a combatientes cubanos en apoyo
de la guerrilla congoleña.
"Los cuarenta y nueve ruandeses y los cinco cubanos cruzaron el río, […] a las cinco […] disparamos el cañón, los morteros y las ametralladoras [...] hacemos fuego sin tregua contra la infantería. Todas las armas alcanzan su objetivo; seguimos disparando sin interrupción hasta las seis. [...] Yo me desplazo un poco y observo que muchos ruandeses ya no están allí. A las diez sólo quedan cuatro ruandeses, entre ellos un oficial"
El 23 de julio tras
obtener una pequeña victoria en la emboscada a un convoy enemigo, el Che
relataba así el desenlace:
“Los camiones contenían víveres, cigarrillos, cajas de botellas de cerveza y whisky… y en pocas horas los combatientes estaban todos borrachos bajo la mirada de nuestros hombres a quienes les está prohibido beber. […] En el camino de regreso el capitán ruandés Zakarias, borracho, chocó contra un campesino y le mató de un disparo de fusil acusándole de espía"
Esta situación de
desorganización poca disciplina y falta de mando comenzó a hacer mella en el
Che que escribió estas desalentadoras palabras:
"Esta primera victoria habría podido reducir un poco la amargura que nos dejaron las primeras operaciones. Pero hay tantas cosas por hacer que estoy empezando a revisar mis previsiones; cinco años para llevar a término la revolución congoleña es una previsión muy optimista, hay que contar con el desarrollo de estos grupos armados antes de poder considerarlos un ejército de liberación digno de este nombre y, a menos que las cosas cambien en el ámbito de la dirección de la guerra, esto parece cada vez más lejano"
Un par de meses después de su
llegada, los cubanos fueron requeridos para colaborar activamente en el ataque
a una gran posición de las tropas de Mobutu. Corría el mes de Junio de 1961 y
esta acción supuso el comienzo del declive de la misión. Pese a no estar
convencido de la idoneidad de ese ataque, por encontrarse en manifiesta
inferioridad y con unas tropas congolesas poco formadas en el combate, el Che
aceptó tomar parte en el ataque. Finalmente esta batalla acabó con la victoria
de las tropas de Mobutu y en ella cayeron cuatro camaradas cubanos. Así
describió el Che en su diario cómo transcurrió esta batalla:
"De los ciento sesenta hombres, sesenta abandonaron antes de que comenzasen las operaciones y lo que es más, no dispararon ni una sola vez. A la hora convenida, los congoleños hacen fuego contra el cuartel, pero disparan casi todo el tiempo al aire ya que la mayoría de ellos aprietan el gatillo […] cerrando los ojos. Al principio la derrota se achaca a la ineficacia del brujo por haberles administrado un mal ‘dawa’. [...] Este doble fracaso [de Front de Force y Katenga] siembra un gran desaliento entre los congoleños y ruandeses. Incluso abate a los cubanos”
Uno de los cuatro cubanos fallecidos
que quedaron en el campo de batalla, llevaba unos calzoncillos con una etiqueta
en la que ponía “Hecho en Cuba”. Un fallo inexplicable que delató la presencia
de cubanos junto a los lumumbistas y destapó la operación encubierta que hasta
ese momento se había logrado mantener en secreto.
Tras este descubrimiento, la CIA
comenzó a sospechar de la presencia de Ernesto Guevara en el Congo, ya que
hacía ya varios meses que no se tenían noticias de ninguna aparición pública en
Cuba. Finalmente a través de agentes infiltrados entre los guerrilleros
revolucionarios, confirmaron su presencia, lo que atrajo definitivamente la
atención de los norteamericanos.
Inmediatamente EEUU reforzó
militarmente al ejército de Mobutu y a sus mercenarios, proveyéndoles de
lanchas para poder bloquear el lago Tanganica, corredor de entrada y salida de
aprovisionamiento de la guerrilla lumumbista, quedando aislada y completamente
rodeada. El Che fue conminado por sus camaradas congoleses a abandonar el país
ante el peligro y el dramático cambio de la situación, a lo que el Comandante
cubano-argentino se negó.
Guevara solamente aceptó retirarse
cuando la Unión Africana reclamó la salida de todas las tropas extranjeras del
Congo - en referencia a las tropas mercenarias occidentales y a los
combatientes internacionalistas cubanos – ante lo que Fidel Castro, respetando
la decisión soberana de los pueblos africanos, le ordenó retirarse.
"Durante estas últimas horas en el Congo, me he sentido solo como nunca me había sentido, ni en Cuba ni en ningún otro sitio, a lo largo de mi vida errante por todo el mundo. Podría decir: nunca como hoy, en este momento, sentí hasta qué punto mi camino es solitario"
Así terminó esta poco exitosa pero
importante primera etapa de la contribución cubana a la independencia africana,
que daría pie a nuevas colaboraciones internacionalistas en un futuro cercano.
Guinea Bissau
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Amilcar Cabral |
El Movimiento de Liberación de
esta colonia portuguesa, lo dirigía un joven ingeniero agrónomo de 31 años; Amílcar
Cabral. Desde 1956, cuando Amílcar había organizado el Partido Africano para la
Independencia de Guinea y Cabo Verde, llevaba a cabo una estrategia de lucha
armada en forma de guerrilla contra los colonos portugueses.
Sin embargo esa lucha fue
menospreciada por Portugal, hasta que las fuerzas revolucionarias comenzaron a
obtener victorias notables. En ese momento la metrópoli se dio cuenta de que,
pese a no ser un país con gran peso económico ni territorial para ellos, su pérdida
podría suponer un precedente para los demás países que tenía colonizados. De
hecho, este temor se vio materializado poco después con la independencia de
Angola y Mozambique tras una larga lucha. En Mozambique Cuba también jugó un
modesto papel con el envío de 800 asesores militares y numeroso armamento.
Por aquel entonces, Portugal
estaba gobernado por el régimen fascista de Antonio de Oliveira Salazar, que
tras un accidente en 1968, fue sustituido por Marcelo Caetano. El régimen
fascista, que veía las colonias como una de las señas de identidad del poderío portugués,
estaba empeñado en mantenerlas a toda costa y para ello destinaba grandes
cantidades económicas a sus ejércitos en estos países, ya que, además de en la
Guinea Portuguesa, también existían movimientos armados de liberación luchando
en Mozambique y Angola.
Durante la Primera Conferencia
Intercontinental de solidaridad entre Asia, África y América Latina celebrada
en La Habana en 1966, Cabral solicitó ayuda a Cuba para continuar con su lucha
emancipadora. Tras el precedente del Congo, decidió aceptar tan sólo ayuda
material y de asesoramiento, negándose al envío de combatientes cubanos para
tomar parte directa en los combates. De esta forma evitaba ubicar a su
movimiento en el blanco directo de EEUU. Fue así como Cuba se embarcó de nuevo
en un proyecto internacionalista para ayudar a otro de los pueblos oprimidos de
África.
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Cabral y Fidel durante un descanso de la Conferencia Intercontinental |
Sabiéndose en inferioridad militar
a los portugueses, Amilcar Cabral llevó a cabo una estrategia de desgaste del
enemigo a base de causar bajas al enemigo hasta forzar a Portugal a sentarse a
negociar. Esta estrategia forzó a los portugueses a enviar una gran cantidad de
soldados para reforzar la pequeña colonia. Pese a todo, la lucha guerrillera
cada vez tenía más influencia desmoralizadora en las mentes de los soldados
lusos.
Para 1973, la guerrilla de Cabral
ya controlaba la mayor parte de la pequeña colonia, y en una acción de orgullo
y valentía, proclamó la independencia de Guinea Bissau, que sorprendentemente
fue reconocida por las Naciones Unidas. Sin embargo la independencia absoluta
no llegaría hasta un año más tarde.
Debido a esta situación, agravada
por las bajas sufridas en Mozambique y Angola, comenzó a surgir entre los
oficiales del ejército, una tendencia anti-colonial que se negaba a proseguir
con el desangre de las guerras coloniales. Este movimiento se materializaría en
1973 en el Movimiento das Forças Armadas (MFA) que llevó a cabo el
levantamiento militar del 25 de Abril de 1974, más conocido como la Revolución
de los Claveles, que derrocó al régimen salazarista.
Tras el triunfo de la revolución
de los claveles, era cuestión de tiempo la independencia de la Guinea
Portuguesa. En Octubre de 1974, Portugal retiró sus tropas de Guinea Bissau,
siendo la primera colonia portuguesa en emanciparse.
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Amilcar Cabral con una brigada femenina de la guerrilla |
Amílcar Cabral no llegó a ver la total
independencia de su patria, ya que fue asesinado en enero de 1973 por agentes
secretos portugueses. Sin embargo su nombre quedó grabado en la memoria de los
guineanos, siendo sinónimo de Héroe de la Independencia.
Angola
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Agostinho Neto |
La cabeza del Movimiento Popular
de Liberación de Angola (MPLA), de ideología marxista, estaba representada por
el médico António Agostinho Neto, uno de los activistas más comprometidos con
la independencia de su patria. Una lucha que le llevó varias veces a prisión y
al exilio, pero de la que nunca desistió.
Neto, junto a otros camaradas,
fundó el MPLA en 1956 como vía para expulsar a los colonialistas portugueses.
Unos años más tarde, el 4 de febrero de 1961, tres comandos del MPLA asaltaron
varias prisiones en Luanda, la capital, dando oficialmente comienzo a la lucha
armada contra el ejército portugués.
Pronto Portugal se vio inmerso en
varios frentes militares a lo largo y ancho de sus colonias. Se estima que las
guerras en Angola, Mozambique y Guinea Bissau le costaban a Portugal 500.000
dólares diarios, lo que suponía que aproximadamente el 58% de su presupuesto
anual lo destinaba a gastos miliares.
Tras el triunfo el 25 de Abril de
la Revolución de los Claveles en Portugal y el comienzo del desmembramiento del
imperio luso, se estableció como fecha para le declaración de la independencia
el 11 de noviembre de 1975.
También existían en Angola otos
dos movimientos armados de liberación de ideología derechista y católica: El
FNLA y la UNITA de Jonás Savimbi. Ambos, pretendían hacerse con la presidencia
del nuevo país, al igual que el MPLA. En un principio se iniciaron unas tensas
negociaciones en Portugal para intentar llegar a un acuerdo de transición de
cara a establecer un gobierno de coalición para el día de la declaración de la
independencia.
Sin embargo, temiendo que el nuevo
gobierno portugués salido de la Revolución de los Claveles acabase decantando
la balanza a favor de Agostinho Neto, UNITA y el FNLA comenzaron a conspirar
para tomar la capital de cara al 11 de noviembre, en control entonces del MPLA,
teniendo de esta forma el control simbólico del país al ser los encargados de
oficializar esa independencia.
Este plan fue apoyado por EEUU y
otras potencias europeas, que veían en el marxista MPLA, que recibía
financiación soviética, un peligro para sus intereses geopolíticos y
comerciales en el continente.
Estados Unidos se implicó armando
a las facciones rivales del MPLA, cosa que hizo a través de Mobutu desde el
Congo, que armó al FNLA y envió tropas congoleñas para avanzar hacia Luanda
desde el norte, y a través de la Sudáfrica del Apartheid que armó a UNITA e
invadió a Angola desde el sur. El 5 agosto de 1975 Sudáfrica entró oficialmente
en Angola a través de Namibia ocupando un complejo hidroeléctrico cercano a la
frontera con Namibia. Ante la amenaza y a petición del MPLA, Cuba mandó sus
primeros instructores militares para adiestrar a los guerrilleros angoleños.
El 3 de Noviembre de 1975, pocos
días antes de la fecha prevista para la declaración de independencia, Sudáfrica
lanzó un ataque general contra varios centros de instrucción del MPLA, donde
los instructores cubanos lucharon junto a los milicianos angoleños, aunque
debido a la superioridad militar enemiga, se vieron obligados a retirarse.
Pese a controlar tres cuartas
partes de Angola, ante esta ofensiva a gran escala, el MPLA de Neto se vio en
desventaja y superado por el enemigo que avanzó rápidamente hacia la capital.
Entonces Agostinho Neto hizo una petición formal al Gobierno cubano para que le
proporcionase ayuda militar. Una petición que fue rápidamente respondida
satisfactoriamente por Fidel Castro.
Habiendo aprendido de las
experiencias anteriores y ante las circunstancias totalmente diferentes de la
guerra angoleña, Cuba envió un contingente de 35.000 soldados cubanos apoyados
por artillería pesada y tanques. Una ayuda que pilló por sorpresa a la URSS que
se había negado a ayudar militarmente al MPLA hasta que no se produjese la
declaración de independencia.
Fidel Castro explicaba así las razones
de su apoyo a Agostinho Neto frente a los motivos que movían a los
imperialistas a intervenir en Angola.
“¿Y porqué están irritados? Porque lo tenían todo planeado para apoderarse de Angola antes del 11 de Noviembre. Angola es un territorio rico en recursos naturales. Cabinda tiene grandes recursos petroleros. Algunos imperialistas se preguntan porqué ayudamos a los angoleños. Que qué intereses tenemos nosotros allí. Ellos están acostumbrados a pensar que cuando un país hace algo es porque está buscando petróleo o cobre o diamantes o algún recurso natural. No, nosotros no buscamos ningún interés material y los imperialistas es lógico que no lo entiendan porque se guían por criterios exclusivamente chovinistas, nacionalistas, egoístas. Estamos cumpliendo un elemental deber internacionalista cuando ayudamos al pueblo de Angola”
Pronto quedó en evidencia que tras
la intervención norteamericana en Angola se escondían claros intereses
económicos cuando las tropas de Mobutu y el FNLA se olvidaron por un momento de
la capital y centraron todos sus esfuerzos en conquistar Cabinda.
Cabinda es parte del territorio angoleño separado del
grueso de Angola por 32 km .
Se trata de una de las zonas de Angola más ricas en petróleo. Un petróleo que
hasta el momento estaba siendo explotado por la Cabinda Gula Oil y Exon, compañías
petroleras norteamericanas. Se calculaba que el valor total del petróleo en Cabinda
era de 100.000 millones de dólares y la producción era de diez millones de
toneladas al año.
El ataque enemigo se produjo el 8 de noviembre, tan solo
tres días antes de la declaración de independencia. En ese momento, Cabinda
solamente estaba defendida por unos 230 instructores cubanos y dos batallones
angoleños no muy bien armados, ya que el grueso de las tropas se encontraban
inmersas en la defensa de la capital.
El primer día el enemigo consiguió penetrar 19 kilómetros , pero
el día 9 las tropas angoleñas lograron frenar su avance cerca de la capital de
Cabinda. Sin embargo al día siguiente tropas congoleñas intentaron llevar a
cabo un desembarco y mandaron varias columnas de tanques por tierra. Tras 90
horas de combates, los guerrilleros del MPLA y los instructores cubanos
lograron volver a detener el avance enemigo in extremis cuando estos se
encontraban muy cerca de la capital.
Mientras tanto en el grueso del país los refuerzos cubanos
llegaron justo a tiempo a Angola para participar en la batalla de quifangondo,
a 45 km
de la capital, donde junto a los guerrilleros del MPLA lograron también
paralizar el avance enemigo y en el río Kebe detuvieron al ejército sudafricano.
De este modo, el 11 de noviembre de 1975, estando la capital de Angola bajo
control del MPLA gracias a la ayuda cubana, Agostinho Neto declaró la
independencia del país y fue reconocido como el primer Presidente de Angola.
Terminaban de este modo 500 años de colonialismo en el país africano.
Pese a haber conseguido controlar la situación en Cabinda,
esta región seguía amenazada, por lo que Cuba mandó por mar un regimiento de
infantería reforzado con artillería y tanques y por aire dos batallones más de
infantería.
Sin embargo Sudáfrica controlaba todavía la mitad de
Angola, asesinando en los territorios bajo su mando a los campesinos y quemando
cosechas ante la negativa de los angoleños a colaborar con ellos.
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Tropas sudafricanas |
El 14 enero, la OUA se reunió en Addis Abeba para decidir
sobre Angola. Las potencias occidentales, ante sus continuas derrotas, insistían en que la OUA decidiese un alto el
fuego en Angola y la retirada de todas las tropas extranjeras para formar un gobierno
de coalición entre sus grupos títeres (FNLA y UNITA) con el MPLA. Pero los continuos
triunfos del MPLA decantaron la votación a su favor y 22 gobiernos africanos se
mantuvieron firmes en su apoyo al MPLA, lo que constituyó una derrota para el imperialismo.
A pesar de esta decisión, la guerra continuó y en un
último intento de llegar rápidamente a Luanda, Sudáfrica intentó tomar la vía
férrea que vertebraba el país y el 18 de enero partieron desde Londres en
dirección al Congo varios centenares de mercenarios europeos. Más tarde, el 29
de enero, también volaron varios veteranos de guerra norteamericanos de raza
negra para unirse a la ofensiva.
Este ataque de la coalición enemiga fue respondido el 4 de
febrero por una contraofensiva que provocó la retirada de Sudáfrica de nuevo.
En su retirada los sudafricanos volaron puentes intentando controlar su derrota
y destruyeron las infraestructuras de las localidades que iban abandonando.
Sin embargo la Ciudad de Lobito no fue saqueada. Esto, una
vez más viene a demostrar que la intervención extranjera en apoyo a UNITA y
FNLA era cuestión de intereses económicos. Y es que en Lobito estaban ubicadas
una gran cantidad de instalaciones industriales propiedad de empresas
transnacionales con un alto porcentaje de capital sudafricano.
Finalmente los sudafricanos fueron expulsados a Namibia,
donde el 27 de Marzo firmaron su derrota. De nuevo parecía que todo había
terminado, pero el final del conflicto seguía estando lejos.
Sudáfrica mantenía sus tropas en Namibia, y se inclinó por
seguir financiando a UNITA para no volverse a involucrar directamente. Esto
motivó que el SWAPO, movimiento de liberación de Namibia, que consideraba la
presencia de tropas africanas en su país como una ocupación extranjera, reclamase
su retirada y emprendiese ataques contra el ejército del apartheid. En el 78 la
ONU decidió por unanimidad que Sudáfrica se retirase pero los sudafricanos se
negaron y el SWAPO intensificó sus acciones militares.
El 10 de septiembre de 1979, Agostinho Neto falleció a
causa de una enfermedad sin llegar a ver la plena independencia en paz de su
país. Tras su muerte fue sucedido por el ingeniero, político y líder guerrillero,
José Eduardo dos Santos.
Al mismo tiempo, el líder de UNITA, Jona Savimbi, fue
invitado a EEUU donde hizo una gira promocional para lograr apoyos y lograr más
financiación. Allí fue presentado como un católico luchador contra la amenaza
marxista y Reagan le prometió ayuda que incluía incluso lanzamisiles Stinger
para luchar contra la incipiente aviación angoleña que se había creado el 25 de
Mayo.
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Reagan y Jonas Savimbi en la Casa Blanca |
Unita se hizo fuerte y comenzó a volver a representar una
amenaza para el gobierno de dos Santos, ante lo que Cuba decidió mantener sus
tropas en el país y seguir reforzándolas pero sin implicarse directamente en
los combates, tan solo ante la previsión de una nueva invasión sudafricana.
Entonces Eduardo dos Santos solicitó ayuda a la URSS para
acabar con Savimbi, contra el que lanzó una gran ofensiva. En esta ocasión,
pese a que Cuba se oponía al plan de ataque por considerarlo inadecuado, los
comandantes soviéticos y el ejército angoleño lanzaron el ataque que pronto
evidenció la poca experiencia de los oficiales y estrategas soviéticos en la
guerra irregular. Finalmente y tras varios ataques, las tropas revolucionarias
sufrieron una grave derrota, quedando parte de su ejército rodeado por las
tropas de Savimbi.
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Tanquistas cubanos en Angola |
La última batalla en la que se enfrentaron Cuba y Angola
contra Sudáfrica se produjo en Cuito Canavale. Una batalla que se convirtió en
la más larga de la guerra con una duración de seis meses. Mientras se luchaba
en Canavale, en Luanda y El Cairo se producían conversaciones de paz entre las
partes contendientes hasta que se declaró un alto el fuego. Finalmente el 22 de
diciembre de 1988, se firmaron en Nueva York los tratados de paz.
Esto marcó la retirada definitiva del contingente cubano
que ya había cumplido con creces sus objetivos de cooperación
internacionalista, y de las tropas sudafricanas a su país. Para entonces habían pasado por Angola algo más de 300.000 soldados cubanos y otros 50.000 dedicados a tareas civiles relacionadas con la sanidad y la educación. 2.077 combatientes cubanos perdieron la vida luchando en esta misión internacionalista. En los 30 meses
posteriores a la firma del tratado de paz, Cuba retiró sus tropas y puso fin a
13 años de presencia cubana en Angola.
Epílogo
Pese a que los conflictos narrados anteriormente fueron sin lugar a dudas los más importantes de la historia de Cuba en África, por su simbolismo o por las dimensiones de la implicación militar cubana, Cuba también colaboró en mayor o menor medida en la independencia de otros países del continente africano. Varios ejemplos son las intervenciones cubanas en Mozambique, Argelia o Etiopía.
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Che y Ahmed Ben Bella, primer Presidente de Argelia |
Inmediatamente el conflicto se vio inmerso en la atmósfera
de la Guerra Fría. Mientras por un lado Marruecos recibió el apoyo de EEUU y de
una Francia herida en su orgullo tras la pérdida de Argelia, esta última
recibió el apoyo de Egipto, la URSS y Cuba.
La intervención cubana fue modesta en comparación con la
que ofrecería a otros países africanos más adelante, limitándose al envío de
alrededor de 900 asesores militares y armamento pesado al recién formado
gobierno argelino.
Por otro lado, en la complicadísima Guerra Civil de Etiopía y la posterior Guerra de Ogaden, Cuba participó con el envío de alrededor de 18.000 combatientes junto a la Unión Soviética, el gobierno revolucionario etíope y Yemen del Sur. Aquel fue un conflicto con decenas de facciones armadas y un crisol de alianzas difíciles de comprender en nuestros días, en la que países tan diferentes como China, Yugoslavia y EEUU apoyaron a un bando mientras que Cuba, la Unión Soviética e Israel apoyaban al contrario.
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